Apolo se burló en una ocasión de la puntería de Eros, quien se vengó infligiéndole los dolores de una pasión no correspondida. Decidió lanzar dos de sus potentes flechas (Eque sagittifera prompsit duo tela pharetra diversorum operum). La primera, aguda y dorada (auratum est et cúspide fulget acuta), de las que despiertan el amor (facit illud amorem), atravesó a Apolo hasta la médula e hizo al dios enamorarse apasionadamente de Dafne (Phoebus amat visaeque cupit conubia Daphnes). La segunda flecha, roma y recubierta de plomo (obtusum est et habet sub harundine plumbum), de las que repelen el amor (fugat hoc amorem), atravesó a Dafne. Por eso, cuando Apolo emprendió su persecución, la doncella salió huyendo, más rauda que el soplo de los vientos (fugit ocior aura illa). El dios, lleno de amor, corría todavía más (qui tamen insequitur, pennis adiutus amoris ocior est), y estaba ya a punto de alcanzarla (tergoque fugacis inminet et crinem sparsum cevicibus adflat), cuando Dafne llegó a las orillas del Peneo, su padre. Desesperada, le pidió ayuda y el dios-río actúo inmediatamente
Vix prece finita torpor gravis occupat artus,
Mollia cinguntur tenui praecordia libro,
In frondem crines, in ramos bracchia crescunt;
Pes modo tam velox pigris radicibus haeret,
Ora cacumen habet: remanet nitor unus in illa.
Hanc quoque Phoebus amat positaque in stipite dextra
Sentit adhuc trepidare novo sub cortice pectus
Conplexusque suis ramos ut membra lacertis
Oscula dat ligno; refugit tamen oscula lignum.
Cui deus “at, quoniam coniunx mea non potes esse,
Arbor eris certe” dixit “mea! semper habebunt
Te coma, te citharae, te nostrae, laure, pharetrae;
Tu ducibus Latiis aderis, cum laeta Triumphum
Vox canet et visent longas Capitolia pompas.
Postibus Augustis eadem fidissima custos
Ante fores stabis mediamque tuebere quercum;
Vtque meum intonsis caput est iuvenale capillis,
Tu quoque perpetuos semper gere frondis honores!”
Finierat Paean: factis modo laurea ramis
Adnuit utque caput visa est agitasse cacumen.
Ovidio. Metamorfosis, Libro I, 548-567
vix finita prece gravis torpor occupat artus, apenas acabada su plegaria una pesada torpeza llena sus miembros:
mollia praecordia cinguntur tenui libro, los blandos pechos son ceñidos por tenue corteza,
crines crescunt in frondem, bracchia in ramos, los cabellos se desarrollan en follaje, los brazos en ramas;
pes tam velox modo haeret pigris radicibus, su pie tan veloz recientemente queda pegado por estáticas raíces
cacumen habet ora: unus nitor remanet in illa. La copa llena su cabeza: únicamente el brillo permanece en ella.
Phoebus hanc amat quoque (-que) dextra posita(-) in stipite Febo la ama no obstante y con SU MANO derecha puesta en el tronco
sentit adhuc trepidare pectus sub cortice novo siente todavía temblar el pecho bajo la corteza nueva
conplexusque suis lacertis ramos ut membra y rodeando con sus brazos a las ramas, como a miembros,
dat oscula ligno; tamen refugit oscula lignum. da besos a la madera: mas rechaza los besos la madera
cui deus dixit ‘at, quoniam non potes esse mea coniunx, a la cual el dios dijo: “pues ya que no puedes ser mi esposa
eris certe mea arbor! semper te habebunt, serás ciertamente mi árbol. Siempre te tendrá,
laure, coma, te nostrae citharae, te pharetrae; oh laurel, MI cabellera, te TENDRÁN nuestras cítaras, te TRENDRÁN NUESTROS carcajes
tu aderis ducibus Latiis, cum laeta vox canet Triumphum tu acompañarás a los caudillos latinos cuando alegre voz cante el Triunfo
et Capitolia visent longas pompas; y las alturas Capitolinas divisen los largos cortejos
eadem stabis custos fidissima ante fores tu misma permanecerás como guardia fidelísima ante los postigos
postibus Augustis (-que) tuebere mediam(-) quercum, de las puertas augusteas y guardarás la CORONA de encina central
utque meum iuvenale caput est capillis intonsis, y cual mil juvenil cabeza permanece con los cabellos sin cortar,
tu quoque gere semper honores perpetuos frondis! tú también ostenta siempre los honores perpetuos de TU follaje.
finierat Paean: adnuit laurea ramis modo factis había acabado Peán: asintió el laurel de ramajes recientemente hechos
utque caput visa est agitasse cacumen y como una cabeza pareció haber agitado su copa.
Apenas acabada su plegaria un pesado entorpecimiento llena sus miembros: sus blandos pechos se ciñen de tenue corteza, crecen sus cabellos en forma de follaje y sus brazos se cambian en ramas, su pie tan veloz poco ha queda fijo por estáticas raíces, una arbórea copa es su cabeza; solo queda en ella su anterior resplandor. Aún así la sigue amando Febo y al poner éste su mano derecha sobre el tronco siente todavía temblar el pecho bajo la corteza reciente y, estrechando en sus brazos las ramas como si aun fueran miembros, besa la madera, pero la madera huye de sus besos. Y le dijo el dios: “Puesto que ya no puedes ser mi esposa serás por lo menos mi árbol. Siempre te llevarán, oh laurel, mi cabellera, mi cítara, mi aljaba. Tú acompañarás a los caudillos latinos cuando voces alegres canten su triunfo y se divisen sus cortejos interminables desde las alturas del Capitolio. Tú misma quedaras como guardiana fidelísima ante los postigos de las puertas augusteas y defenderás la imagen central de la corona de encina; y al igual que mi cabeza juvenil conserva los cabellos sin cortar, lleva tú también perpetuamente el ornamento de las hojas.” Acabó de hablar Peán y el laurel de ramajes recién brotados pareció agitar su copa asintiendo como una cabeza.